Para que el retorno sea lo más rápido y seguro posible, quienes nos dedicamos a la gestión, construcción y edificación de edificios debemos plantearnos cómo podemos contribuir a facilitar y apoyar esas medidas. Independientemente del rigor con que impongamos las medidas de distanciamiento social, siempre habrá algunas zonas en las que no podremos evitar entrar en contacto unos con otros.
Puertas, por ejemplo - y cerraduras de puertas y las manillas en particular- son compartidas por casi todos los habitantes de un edificio. Incluso en espacios grandes y abiertos, todos tenemos que pasar por una misma entrada. Todos utilizamos las mismas manillas y cerraduras, que constituyen superficies ideales para la proliferación y transmisión de bacterias.
Una solución a este problema es colocar dispensadores de desinfectante de manos en cada puerta e insistir en su uso. Pero esto puede ser difícil de gestionar en edificios grandes donde puede haber múltiples puertas y entradas utilizadas tanto por el personal como por los visitantes. Además, la gente podría ignorar las normas de desinfección. Otra solución es que el personal desinfecte periódicamente las manillas y las cerraduras de las puertas, pero se trata de una opción que requiere muchos recursos y, de nuevo, depende de que todo el mundo mantenga buenas prácticas.
Una forma más duradera de hacer frente al riesgo de que cerraduras y manillas propaguen enfermedades es tratarlas con un revestimiento antivírico. Estos recubrimientos se presentan de diversas formas. Algunos, por ejemplo, liberan lentamente sustancias químicas antibacterianas, mientras que otros tienen propiedades antivirales incorporadas en el material o en el revestimiento.
Los revestimientos con propiedades antivirales incorporadas suelen ser más duraderos y eficaces, y además evitan la emisión de sustancias químicas potencialmente nocivas para el medio ambiente. En la actualidad se están desarrollando diversas soluciones con protección incorporada, y algunas ya están disponibles. La Universidad de Northumbria, por ejemplo (como se informó en la revista PSB del mes pasado), está trabajando en un revestimiento "superhidrofóbico" para su uso en zonas de alto contacto, como pasamanos y carritos.
Otra empresa británica, Smart Separations, está trabajando en un recubrimiento que adhiere biocidas a nanopartículas y puede aplicarse a una gran variedad de superficies. Aunque estos recubrimientos antivirales están todavía en fase de desarrollo o sólo están disponibles para grandes empresas, hay otros que ya están disponibles. El proveedor de soluciones de control de acceso Codelocks, por ejemplo, ofrece actualmente un revestimiento antivírico opcional con todos sus productos.
Limpio por Codelocks es un revestimiento transparente que utiliza nanotecnología capaz de eliminar las bacterias en cuestión de minutos. Clean by Codelocks utiliza un proceso llamado oxidación fotocatalítica. La superficie del revestimiento reacciona con la luz y convierte las bacterias y gérmenes nocivos en un compuesto no tóxico, lo que da como resultado una superficie limpia e higiénica.
Se ha demostrado que el revestimiento elimina el coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) de las superficies en cuestión de minutos y es resistente a los productos químicos de limpieza, la humedad y la exposición a los rayos UV, todas ellas cuestiones que pueden causar problemas a los revestimientos tradicionales de liberación lenta.
Se ha dicho que COVID-19 ha sido un gran acelerador tecnológico. Esto se ha demostrado cierto, no solo en los ámbitos de la investigación y el desarrollo de vacunas, o en la tecnología digital y de la nube, sino incluso en objetos cotidianos que damos por sentados, como cerraduras y picaportes. Al incorporar la protección antibacteriana a las soluciones de control de acceso, podemos hacer que las escuelas, las consultas, los lugares de trabajo, los centros de ocio y otros espacios públicos sean más seguros para todos".
25, May 2021
